Fuente:
La celebración de Halloween se ha convertido en algo muy tradicional no sólo en los Estados Unidos, sino que además esta festividad se ha exportado a otros muchos países aunque su origen no sea para nada el americano. En Sobre Historia os explicamos ahora cuál es la historia del día de los muertos, y las costumbres de Halloween y sobre todo cuál es el auténtico origen de una festividad en la que en otros países, parece que se honra la memoria de los que ya no están al margen de disfraces y calabazas.
Origen de la historia de Halloween
Hace más de 2.000 años, la noche de Samhain, los celtas apagaban las luces y esperaban que la muerte no tocara a sus puertas. La cultura celta abarcaba las islas Británicas, Escandinava y Europa Occidental y esta tradición del Samhain se extendió por todos estos territorios llegando a ser una de las más populares y de hecho podemos decir que a pesar de cierta distorsión se ha mantenido como algo tradicional. La evolución la modificó pero llega a nuestros días a partir de este origen y su desarrollo.
Como os explico, los druidas, sacerdotes paganos celtas celebraban la noche del Samhain en la que los espíritus volvían a caminar por la tierra, buscando poseer a los vivos. Por eso no se encendía ningún fuego, las casas permanecían frías y oscuras, sus dueños se vestían fúnebremente para evitar la atención de los muertos y de este modo se creía que en la noche de los muertos se podía seguir con vida si se pasaba desapercibido.
Además, así celebraban los celtas el final del verano y el fin de las cosechas y, con ello, el comienzo de un año nuevo. “All Hallows Eve” es el nombre anglosajón que con los siglos se le fue dando a esta particular tradición, la víspera del Día de Todos los Santos, que a través del tiempo y el espacio se deformaría en la palabra “Halloween”.
De ahí nos llega entonces un nombre que ha sido exportado a todo el mundo si bien el vocablo “halloween” no cuenta con una traducción en los países en los que también se celebra. Algo que no ocurre por ejemplo con la Navidad, festividad que cada país traduce a su idioma.
Cada 31 de Octubre, esta fecha era además una fiesta dedicada a dos dioses: Morrigan (diosa de la guerra y de la muerte) y Dagda (una deidad secundaria relacionada con la abundancia).
A pesar de su origen tenebroso, quizá lo más curioso de esta celebración no sea su carácter lúgubre, sino la mezcla de rasgos culturales que hoy en día aglutina en una sola fecha las tradiciones de varios pueblos.
Lo cierto es que la influencia de lo pagano y lo cristiano, principalmente, ha degenerado en una celebración que aunque dista bastante del origen que os estamos explicando todavía mantiene esa conexión con el ser una fiesta en la que la muerte está muy presente.
Halloween y las celebraciones cristianas
Al conquistar parte de las Islas Británicas, los romanos adquirieron parte de las celebraciones celtas, e incorporaron en su calendario el particular festejo del fin de año celta. Como es reconocido, la Iglesia es en parte una de las instituciones que mejor perpetuó el bagaje cultural de la civilización romana, a través de herramientas como el latín y la escritura.
Tras las invasiones germanas y la caída de Roma, la Iglesia fue el único reproductor de los antiguos escritos romanos y griegos, que muchas veces fueron adaptados a la fe católica.
Así fue como, en el siglo VII d.C., el papa Bonifacio IV incorporó la antigua tradición celta, que figuraba en el calendario romano y se practicaba en las tierras bretonas, al conjunto de las celebraciones cristianas con el nombre de la víspera del Día de Todos los Santos, en un intento de darle un marco sagrado a la arraigada tradición pagana.
Sin embargo, la celebración de “All Hallows Eve” aún no había dejado de transformarse. Hacia el año 1845, Irlanda experimentó su peor crisis económica y social, en lo que se llamaría más tarde la Gran Hambruna Irlandesa. Millones de irlandeses emigraron a otros países en busca de trabajo, siendo los recientes Estados Unidos de América el principal destino de los exiliados.
Los irlandeses llevaron sus tradiciones, y así fue como All Hallows Eve se convirtió en Halloween. Con la intervención norteamericana, la celebración tomó un cariz mucho más pintoresco, cuando no comercial.
La calabaza y los dulces | La tradición del Halloween actual
Una de las tradiciones más populares en el Halloween actual es el de ahuecar y tallar una calabaza. El origen real de esta tradición era la de hacer un farol llamado Jack-o-lantern surgido del folklore irlandés del siglo XVIII. Cuenta la leyenda de esta tradición que Jack era un bebedor, jugador y holgazán que pasaba los días tumbado bajo un roble. En una ocasión se le apareció Satanás para llevarlo al infierno; pero Jack le retó a trepar al roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.
Cuando Jack murió, sin embargo, no pudo entrar en el cielo debido a sus pecados en vida, y tampoco pudo hacerlo en el infierno por haber engañado al diablo. Con el fin de compensarlo, el diablo le entregó una brasa para iluminar su camino en la noche helada por la que debería vagar hasta el día del Juicio Final. La brasa estaba colocada dentro de una cubeta ahuecada que era un nabo, y que tenía que arder por siempre como un farol.
Es por ello que los irlandeses solían utilizar nabos para fabricar sus “faroles de Jack”, pero cuando los inmigrantes llegaron a Estados Unidos advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos.
Es por ello que comenzó la tradición de tallar calabazas para la noche de Halloween y transformarlas en faroles con una vela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino mantenerlos alejados de las personas y de las casas.
En cuanto a la costumbre del “truco o trato” o pedir caramelos de puerta en puerta, surge en 1930 y tiene como origen una práctica que surgió en Europa durante el siglo IX llamada souling, una especie de servicio para las almas. El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo mendigando “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores.
En esa época se tiene la creencia de que los muertos permanecían en el limbo durante un período posterior a su fallecimiento y que las oraciones, aunque fueran rezadas por extraños, podían acelerar el ingreso del alma al cielo.
La práctica se trasladó a los Estados Unidos como un intento de las autoridades por controlar el vandalismo que se producía durante la noche de Halloween. Hacia fines del siglo XIX, algunos sectores de la población consideraban la noche del 31 de octubre como un momento de diversión a costa de los demás, inspirados por la “noche traviesa” (Mischief Night) que formaba parte de la cultura irlandesa y escocesa .y aunque los actos consistían en bromas pesadas como derribar cercos o enjabonar ventanas, acabó derivando en auténticos actos contra personas y animales por no hablar de que tuvo un punto máximo durante la década de 1920 con las masacres perpetradas por los enmascarados del Ku Klux Klan.
Es por ello que los grupos de la comunidad comenzaron a proponer alternativas de diversión familiar para contrarrestar el vandalismo: concursos de calabazas talladas y disfraces o fiestas para niños y adultos. De este modo, se proponían retomar el espíritu de los primitivos cristianos, y así iban casa por casa disfrazados o con máscaras ofreciendo una sencilla representación o un número musical a cambio de alimento y bebida y luego más adelante, derivó en dulces y caramelos.
El día de los muertos en América
Debe hacerse una mención especial a otra celebración americana, tan antigua (incluso más) como la celta que también rinde culto a sus muertos y se desarrolla (nuevamente a través de la intervención eclesiástica) durante estos mismos días.
Se trata del Día de los Muertos, cuyo origen se remonta a las civilizaciones precolombinas y hoy en día se festeja en México y en otros países centroamericanos.
Mientras tanto, es irónico observar cómo la celebración de Halloween se afianza en varios países de Europa, continente en donde se originó, a través de la globalización.
España, día de Todos los Santos
En España Halloween también se celebra gracias a la influencia cultural que nos llega constantemente desde Estados Unidos, aunque en nuestro país el 31 de Octubre no es tan célebre como el 1 de Noviembre y se conoce como el Día de Todos los Santos.
Este Día de Todos los Santos es una tradición católica que se celebra en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos del mundo moderno y así poder compensar la falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles. Es el día en el que se honra a la memoria de los que han muerto.
Fuente:
Halloween is an annual holiday, celebrated each year on October 31, that has roots in age-old European traditions. It originated with the ancient Celtic festival of Samhain, when people would light bonfires and wear costumes to ward off ghosts. In the eighth century, Pope Gregory III designated November 1 as a time to honor all saints; soon, All Saints Day incorporated some of the traditions of Samhain. The evening before was known as All Hallows Eve, and later Halloween. Over time, Halloween evolved into a day of activities like trick-or-treating and carving jack-o-lanterns. Around the world, as days grow shorter and nights get colder, people continue to usher in the season with gatherings, costumes and sweet treats.
ANCIENT ORIGINS OF HALLOWEEN
Halloween’s origins date back to the ancient Celtic festival of Samhain (pronounced sow-in). The Celts, who lived 2,000 years ago in the area that is now Ireland, the United Kingdom and northern France, celebrated their new year on November 1.
This day marked the end of summer and the harvest and the beginning of the dark, cold winter, a time of year that was often associated with human death. Celts believed that on the night before the new year, the boundary between the worlds of the living and the dead became blurred. On the night of October 31 they celebrated Samhain, when it was believed that the ghosts of the dead returned to earth.
In addition to causing trouble and damaging crops, Celts thought that the presence of the otherworldly spirits made it easier for the Druids, or Celtic priests, to make predictions about the future. For a people entirely dependent on the volatile natural world, these prophecies were an important source of comfort and direction during the long, dark winter.
To commemorate the event, Druids built huge sacred bonfires, where the people gathered to burn crops and animals as sacrifices to the Celtic deities. During the celebration, the Celts wore costumes, typically consisting of animal heads and skins, and attempted to tell each other’s fortunes.
When the celebration was over, they re-lit their hearth fires, which they had extinguished earlier that evening, from the sacred bonfire to help protect them during the coming winter.
By 43 A.D., the Roman Empire had conquered the majority of Celtic territory. In the course of the four hundred years that they ruled the Celtic lands, two festivals of Roman origin were combined with the traditional Celtic celebration of Samhain.
The first was Feralia, a day in late October when the Romans traditionally commemorated the passing of the dead. The second was a day to honor Pomona, the Roman goddess of fruit and trees. The symbol of Pomona is the apple, and the incorporation of this celebration into Samhain probably explains the tradition of “bobbing” for apples that is practiced today on Halloween.
ALL SAINTS DAY
On May 13, 609 A.D., Pope Boniface IV dedicated the Pantheon in Rome in honor of all Christian martyrs, and the Catholic feast of All Martyrs Day was established in the Western church. Pope Gregory III later expanded the festival to include all saints as well as all martyrs, and moved the observance from May 13 to November 1.
By the 9th century the influence of Christianity had spread into Celtic lands, where it gradually blended with and supplanted the older Celtic rites. In 1000 A.D., the church would make November 2 All Souls’ Day, a day to honor the dead. It’s widely believed today that the church was attempting to replace the Celtic festival of the dead with a related church-sanctioned holiday.
All Souls Day was celebrated similarly to Samhain, with big bonfires, parades, and dressing up in costumes as saints, angels and devils. The All Saints Day celebration was also called All-hallows or All-hallowmas (from Middle English Alholowmesse meaning All Saints’ Day) and the night before it, the traditional night of Samhain in the Celtic religion, began to be called All-Hallows Eve and, eventually, Halloween.
HALLOWEEN COMES TO AMERICA
Celebration of Halloween was extremely limited in colonial New England because of the rigid Protestant belief systems there. Halloween was much more common in Maryland and the southern colonies.
As the beliefs and customs of different European ethnic groups as well as the American Indians meshed, a distinctly American version of Halloween began to emerge. The first celebrations included “play parties,” public events held to celebrate the harvest, where neighbors would share stories of the dead, tell each other’s fortunes, dance and sing.
Colonial Halloween festivities also featured the telling of ghost stories and mischief-making of all kinds. By the middle of the nineteenth century, annual autumn festivities were common, but Halloween was not yet celebrated everywhere in the country.
In the second half of the nineteenth century, America was flooded with new immigrants. These new immigrants, especially the millions of Irish fleeing the Irish Potato Famine, helped to popularize the celebration of Halloween nationally.
TRICK-OR-TREAT
Borrowing from Irish and English traditions, Americans began to dress up in costumes and go house to house asking for food or money, a practice that eventually became today’s “trick-or-treat” tradition. Young women believed that on Halloween they could divine the name or appearance of their future husband by doing tricks with yarn, apple parings or mirrors.
In the late 1800s, there was a move in America to mold Halloween into a holiday more about community and neighborly get-togethers than about ghosts, pranks and witchcraft. At the turn of the century, Halloween parties for both children and adults became the most common way to celebrate the day. Parties focused on games, foods of the season and festive costumes.
Parents were encouraged by newspapers and community leaders to take anything “frightening” or “grotesque” out of Halloween celebrations. Because of these efforts, Halloween lost most of its superstitious and religious overtones by the beginning of the twentieth century.
HALLOWEEN PARTIES
By the 1920s and 1930s, Halloween had become a secular, but community-centered holiday, with parades and town-wide Halloween parties as the featured entertainment. Despite the best efforts of many schools and communities, vandalism began to plague some celebrations in many communities during this time.
By the 1950s, town leaders had successfully limited vandalism and Halloween had evolved into a holiday directed mainly at the young. Due to the high numbers of young children during the fifties baby boom, parties moved from town civic centers into the classroom or home, where they could be more easily accommodated.
Between 1920 and 1950, the centuries-old practice of trick-or-treating was also revived. Trick-or-treating was a relatively inexpensive way for an entire community to share the Halloween celebration. In theory, families could also prevent tricks being played on them by providing the neighborhood children with small treats.
Thus, a new American tradition was born, and it has continued to grow. Today, Americans spend an estimated $6 billion annually on Halloween, making it the country’s second largest commercial holiday after Christmas.
SOUL CAKES
The American Halloween tradition of “trick-or-treating” probably dates back to the early All Souls’ Day parades in England. During the festivities, poor citizens would beg for food and families would give them pastries called “soul cakes” in return for their promise to pray for the family’s dead relatives.
The distribution of soul cakes was encouraged by the church as a way to replace the ancient practice of leaving food and wine for roaming spirits. The practice, which was referred to as “going a-souling” was eventually taken up by children who would visit the houses in their neighborhood and be given ale, food and money.
The tradition of dressing in costume for Halloween has both European and Celtic roots. Hundreds of years ago, winter was an uncertain and frightening time. Food supplies often ran low and, for the many people afraid of the dark, the short days of winter were full of constant worry.
On Halloween, when it was believed that ghosts came back to the earthly world, people thought that they would encounter ghosts if they left their homes. To avoid being recognized by these ghosts, people would wear masks when they left their homes after dark so that the ghosts would mistake them for fellow spirits.
On Halloween, to keep ghosts away from their houses, people would place bowls of food outside their homes to appease the ghosts and prevent them from attempting to enter.
BLACK CATS
Halloween has always been a holiday filled with mystery, magic and superstition. It began as a Celtic end-of-summer festival during which people felt especially close to deceased relatives and friends. For these friendly spirits, they set places at the dinner table, left treats on doorsteps and along the side of the road and lit candles to help loved ones find their way back to the spirit world.
Today’s Halloween ghosts are often depicted as more fearsome and malevolent, and our customs and superstitions are scarier too. We avoid crossing paths with black cats, afraid that they might bring us bad luck. This idea has its roots in the Middle Ages, when many people believed that witches avoided detection by turning themselves into black cats.
We try not to walk under ladders for the same reason. This superstition may have come from the ancient Egyptians, who believed that triangles were sacred (it also may have something to do with the fact that walking under a leaning ladder tends to be fairly unsafe). And around Halloween, especially, we try to avoid breaking mirrors, stepping on cracks in the road or spilling salt.
HALLOWEEN MATCHMAKING
But what about the Halloween traditions and beliefs that today’s trick-or-treaters have forgotten all about? Many of these obsolete rituals focused on the future instead of the past and the living instead of the dead.
In particular, many had to do with helping young women identify their future husbands and reassuring them that they would someday—with luck, by next Halloween—be married. In 18th-century Ireland, a matchmaking cook might bury a ring in her mashed potatoes on Halloween night, hoping to bring true love to the diner who found it.
In Scotland, fortune-tellers recommended that an eligible young woman name a hazelnut for each of her suitors and then toss the nuts into the fireplace. The nut that burned to ashes rather than popping or exploding, the story went, represented the girl’s future husband. (In some versions of this legend, the opposite was true: The nut that burned away symbolized a love that would not last.)
Another tale had it that if a young woman ate a sugary concoction made out of walnuts, hazelnuts and nutmeg before bed on Halloween night she would dream about her future husband.
Young women tossed apple-peels over their shoulders, hoping that the peels would fall on the floor in the shape of their future husbands’ initials; tried to learn about their futures by peering at egg yolks floating in a bowl of water; and stood in front of mirrors in darkened rooms, holding candles and looking over their shoulders for their husbands’ faces.
Other rituals were more competitive. At some Halloween parties, the first guest to find a burr on a chestnut-hunt would be the first to marry; at others, the first successful apple-bobber would be the first down the aisle.
Of course, whether we’re asking for romantic advice or trying to avoid seven years of bad luck, each one of these Halloween superstitions relies on the goodwill of the very same “spirits” whose presence the early Celts felt so keenly.
Source: